Comprarse una vivienda en nuestro país requiere un gran esfuerzo económico, de hecho, y según datos del Colegio de Registradores de España, una media del 28,25 % del salario, cifra bastante moderada si la comparamos con los porcentajes que se barajaban en los años 2007 y 2008, cuando los españoles reservaban el 50% de sus ingresos a tal fin. Esto demuestra que algo hemos aprendido de la pasada crisis, los compradores se han puesto como límite el 30 % de su nómina a la hora de hacer frente al gasto hipotecario.
Sin embargo, las diferencias por comunidades autónomas nos recuerdan que debemos ser cautos a la hora de generalizar, y es que, mientras en Baleares el gasto medio para pagar una hipoteca asciende al 40 % de la nómina de un trabajador, en Extremadura se dedica el 20,21% del sueldo.
En cuanto a las cuotas mensuales hipotecarias, son catalanas, madrileños y vascos quienes sustentan las más altas, mientras que extremeños, murcianos, castellano-manchegos y riojanos protagonizan las más bajas.
El importe medio solicitado para una hipoteca fue el pasado año de 116.629 euros, mientras que las ganancias medias por trabajador se situaron en los 23.106 euros anuales. A febrero de 2018, ese importe medio había aumentado en poco más de un 3 % y se situaba en los 119.708 euros. Al parecer, y según estimaciones del Banco de España, habría sido la relajación en las condiciones de acceso a los productos hipotecarios la que habría supuesto un acicate para las familias españolas, que muestran, además, mayor solvencia que en tiempos pasados.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 77% de los hogares españoles prefiere la vivienda en propiedad frente al alquiler.
En cuanto al tipo de interés medio, este es del 2,66% (un 15,3% inferior al de febrero de 2017) y el plazo medio de amortización de una hipoteca constituida sobre una vivienda, de 24 años, según datos del INE a febrero de 2018.
El 62,4 % de las hipotecas sobre viviendas se constituye a tipo variable y el 37,6 % a tipo fijo. Las hipotecas a tipo fijo han experimentado, por tanto, un aumento del 8,2% en tasa anual.
El tipo de interés medio al inicio es del 2,47% para las hipotecas sobre viviendas a tipo variable (con un descenso del 20,4%) y del 3,05% para las de tipo fijo (un 4,7% menor).
Como hemos dicho, las condiciones de acceso a productos hipotecarios se han relajado, en general, para las familias; sin embargo, la concesión de hipotecas sigue estando vinculada a ciertos requisitos infranqueables para la mayor parte de entidades prestamistas en nuestro país, estos son los más habituales:
- Productos vinculados: Las entidades siguen obligando al consumidor a contratar productos bancarios añadidos como seguros de vida, seguros del hogar, domiciliaciones, etc., si desean disfrutar, como contraprestación, de condiciones ventajosas como un tipo de interés inferior, afianzando así la vinculación del hipotecado con la entidad.
- Menos dinero: Como mucho, y si somos ciudadanos de a pie de lo más normal, conseguiremos que el banco nos preste lo equivalente al 60% del valor de tasación de nuestra nueva vivienda.
- Más protección: La nueva ley hipotecaria, a la espera de entrar en vigor, pone las cosas más difíciles a las entidades bancarias que quieran ejecutar un vencimiento anticipado como antesala a un proceso de desahucio, además, exige mayor claridad y transparencia en los contratos hipotecarios y en sus clausulas.